FUSIÓN ENCUBIERTA
El PSOE de León se entera tarde que su tan publicitada victoria en el pasado congreso autonómico no se la cree nadie y que Oscar López de la mano de Pepiño Blanco y a la sombra de Zapatero ha venido a fortalecer la comunidad aunque ello conlleve la desintegración de las últimas entidades leonesas más o menos independientes. ¿Todavía alguien cree en ese partido que el segoviano –Segovia para vivir porque se ve toda Castilla y Valladolid para trabajar, tal vez porque desde ella se domina todo León- comprende la sensibilidad leonesa y respeta la diversidad?
Para echarle un cabo Zapatero ha vuelto a hablar por boca de otro leonés distinguido, el Ministro Alonso, aumentando de esta forma la presión sobre Francisco Fernández a pocos días de un congreso provincial que se prometía tranquilo, pero en el que los últimos acontecimientos sin duda van a tener repercusión. La mano negra del PSOE castellano y de Moncloa se dejarán ver tarde o temprano para reconducir la situación, dejando de lado una vez más los intereses de todos los leoneses por el interés general del Estado y ahora de la Comunidad Autónoma impuesta.
El PP de León se congratula de que todos los fondos se gestionen desde Valladolid, tal vez en un reconocimiento implícito de su incompetencia y falta de ambiciones para con su tierra. De esta forma será Valladolid la que decida en que proyectos se van a invertir los ahorros, las nóminas y las pensiones de los leoneses, y de momento sólo conservan el nombre de las cajas por el temor a una desbandada de fondos dado el “fuerte” sentimiento de comunidad. Hay que repetir hasta la saciedad que no es una fusión por la misma razón que hay que mantener los rótulos en las oficinas. La venta de Caja España mediante su fusión encubierta es el precio que vamos a tener que pagar los leoneses a cambio del respaldo del partido autonómico a la reelección de Isabel Carrasco como presidenta provincial.
El que los empresarios apoyen el proceso no es destacable ya que están siempre con el que manda que es el que reparte los contratos y ahora las cajas se encuentran contra las cuerdas con unos consejos directivos fuertemente politizados. Llama más la atención la implicación de los sindicatos en Valladolid, sin respuesta como siempre por parte de los delegados provinciales, que defienden sus posturas con los mismos argumentos que las asociaciones empresariales, como si a los liberados les fuera la nómina en la operación. Lo que no sabemos es las explicaciones que les van a dar a los trabajadores cuando, consumada la fusión haya que comenzar a cerrar oficinas. Supongo que les ofrecerán colocarse en la FASA de Valladolid.
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