martes, 29 de noviembre de 2011

FUNDADA PA ENGAÑARE.... CUL DINEIRU DE TOOS

Guei trayemos fasta L´Astiella esti artículu de Máximo Soto Calvo, espublizáu nel Diariu de Llión, sobru la necia persistencia de "la Junta" y las suas uerganizaciones satélites en ñegar el feichu diferencial llïonés escontra la ideya del camentamientu únicu castellanu, vestíu de sentimientu de pertenencia a una comunidá autónoma inventada a la midida de Valladolí. Asperu que vos preste la sua lleutura, nestos días que´l conceyu capitalinu de la Ciudá de Llión retoma la sua campaña d´espretixiu de la nuesa llingua cumu una amuesa mas de la sua inorancia y siempres al serviciu del amu castellán.


TRIBUNA DIARIO DE LEÓN
291111

La Fundación Villalar... se recrea


Máximo Soto Calvo
Asociación Pro Identidad Leonesa

El nuevo director de la Fundación Villalar, Antonio Calonge, profesor de Derecho Administrativo en la Universidad de Valladolid, que en principio no parece abrirnos una nueva expectativa, me temo que está arrancando desde la premisa de que la Comunidad tiene un solo pueblo llamado castellanoleonés. Una falsedad que parte del ente autonómico, y él parece compartir. Y no vale la aleatoria nominación: castellano y leonés, que no funde pero sí confunde, pues, tratándose de una pluralidad gramatical, la vienen empleando dolosamente como si de una singularidad se tratara.
¿Qué son los leoneses y los castellanos para él, un solo pueblo? De ser así se acrecienta el error, al partir claramente de una imposición política. Así que nos permitimos formularle públicamente dos preguntas: ¿Por qué se ha de ignorar que los castellanos y los leoneses somos dos pueblos administrados en Comunidad? Y ¿Por qué seguir con el empeño de crear un pueblo desde el poder político?
«Avanzar en el sentimiento de Comunidad», tal como dice, es posible con buena voluntad e ideas limpias, que, por supuesto, se han de transmitir y refrendar en los leoneses y en los castellanos, pero sin la malignidad política de someter a los leoneses que ha primado hasta ahora. Leoneses que no estamos en esta dual comunidad por voluntad propia, sino por «razones» impositivas, que ni él puede desconocer, ni nosotros olvidar.
Si bien, sobre esto, con los pies en el suelo conviene reconocer que los leoneses estamos entrando desde hace tiempo en un sopor sentimental al respecto, adormeciendo lo reaccionario y dando pie a una inoperancia que beneficia el avance de los postulados fundacionales unitaristas del ente autonómico. Pero puestos a sincerarnos es necesario añadir que hablamos de letargo, en modo alguno de renuncia.
La promoción de la identidad castellana y leonesa que se ha venido intentando con gran empeño por sus antecesores en el cargo, ha fracasado por su propia falsedad, y él, si se empecina en ese mismo intento, quemará ilusiones propias y dañará lo verdaderamente sentimental de cada pueblo. El sentimiento de Comunidad es una cosa, y la identidad de los ciudadanos en ella administrados políticamente otra bien distinta, él no puede ignorarlo.
El ciudadano castellano y leonés, según Delibes, dice el señor Calonge, se siente vaga e inconscientemente castellano y leonés. Ni lo uno ni lo otro, me permito afirmar con rotundidad, no existe identitariamente el castellano y leonés como algo uniforme u homogeneizado. O se es castellano o se es leonés, ambas cosas a la vez no es posible.
La Comunidad, aunque sea por imposición, está compuesta por castellanos y por leoneses; es pues una Comunidad castellano y leonesa, o leonesa y castellana. Pero los ciudadanos llegamos culturalmente a ella diferenciados y así permaneceremos, pues nos significa el sentimiento ancestralmente desarrollado en cada una de las dos territorialidades: leonesa una, castellana otra. ¿Cómo va a ser posible asimilar a una sola identidad, las dos culturalmente desarrolladas en territorios bien distintos y con origen histórico diferenciado?
Ha afirmado en una entrevista que hubo un sentimiento regionalista, un sentimiento castellano y leonés desde el siglo XIX, «un movimiento del trigo» ha dicho, pero que «no llegó a calar en la población en general».
En la descripción de este movimiento estuvo la mano y la pluma de Sánchez Albornoz. Vaya apoyatura, una estrategia netamente cerealista, a la que el señor Colange, y algún político, parecen querer confundir con un acerbo cultural único que justifique lo castellano y leonés. Nunca ha habido ni tan siquiera afinidad entre ambos pueblos y por el camino que nos pretenden llevar, o sea un sendero político marcado caprichosamente, no será factible.
Y no cuela lo de una «identidad útil», «un regionalismo útil», como califica el empeño unitarista para justificar la Comunidad de Castilla y León. Ambos conceptos nacen de la misma falsedad unitaria. Que por ser postizos no pueden ni tan siquiera facilitar la convivencia ciudadana en comunidad, y mucho menos forjar una sola región partiendo de la anulación de las dos verdaderas que conviven comunitariamente.
Estamos ante una, cuando más, región política fruto de una imposición; y los ciudadanos no se amanceban por mandato político.
Al parecer pretende situarnos a cuantos discrepamos en esta Comunidad, y defendemos los propios valores diferenciamos, como unos localistas equivocados, y nos lanza eso de: «en un mundo globalizado no es bueno acentuar los sentimientos localistas». Pues mira por donde son desde los que debemos partir, identificados colectivamente en el propio terruño, el que los leoneses entendemos como incuestionable, para seguir siéndolo y poder ir más allá.
Nada tendríamos que objetar a su proposición de potenciar la Fundación Villalar, si con la mejor de las intenciones variara el planteamiento inicial de ésta: manejar la historia, tratando de anular a los leoneses como pueblo diferenciado. Por otra parte, la celebración del Día de la Comunidad, montada para conmemorar una derrota en una tan lejana con desconocida campa festiva, que la Fundación apadrina, a los leoneses nos resbala.
Finalmente decir que dudamos de la independencia institucional que va a tener, y airea como un logro. Los políticos nunca sueltan su presa.




 Por Lowen



lunes, 7 de noviembre de 2011