El Catedrático de Historia Moderna y Director del departamento de Historia de la Universidad de León, Laureano M. Rubio Pérez, sale al paso en la Tribuna del Diario de León del 8 de Octubre, del uso interesado del término región que hacen los políticos y la prensa servil autonómica, en un intento más de borrar la memoria histórica colectiva del Viejo Reino de León y de confundir a la población con falsas ideas malintencionadas. Es necesario que el pueblo leonés tome la iniciativa en la reivindicación de su propio ser ya que nada debemos de esperar de los que nos han llevado a la situación actual, incluidos aquellos políticos leoneses que sirven a los intereses de Madrid y de Valladolid olvidándose de aquellos que les han elegido.
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DIARIO DE LEÓN
OPINIÓN
8 de Octubre de 2007
LEÓN: REINO Y REGIÓN
TRIBUNA
Firma: Laureano M. Rubio Pérez
Andan los ánimos revueltos por estos pagos en torno a cuestiones que en otras tierras y regiones de esta nuestra aún España no sólo serían inconcebibles, sino que sonrojarían a cualquier paisano de derechas y de izquierdas, joven y viejo, clérigo o seglar. Cuestionar lo incuestionable, lo obvio y lo que además de un soporte natural, social y cultural, posee una honda trayectoria histórica solo se explica desde una clara ignorancia de lo que significa el concepto de región, frecuentemente confundido con el de comunidad autónoma por los voceros del poder y del régimen de no pocos medios de comunicación locales y vallisoletanos.
Pero, lo más grave de este problema no es que desde el poder territorial y local de esta comunidad autónoma se tenga miedo a reconocer lo incuestionable, la existencia de dos regiones en la actual comunidad autónoma denominada como Castilla y de León, sino sobre todo el oportunismo político y la utilización de esos mismos medios al servicio de ese poder para seguir engañando y embaucando a la sociedad currante, a esa sociedad leonesa que gana en una semana lo que un concejal del Ayuntamiento de León en media hora de pleno o de comisión ; a esa sociedad, en fin, que tiene lo que se merece y que desde una claro pasotismo no es capaz de defender por si sólo sus intereses y derechos y sólo hace que lamentarse y renegar de lo listo que son los catalanes. No obstante creo que ya es hora de exigir a nuestros políticos más seriedad y que cuando lancen un proyecto, asuman un pacto político o reivindiquen una cosa en beneficio del pueblo, lo hagan con todas las consecuencias y no pensando en su sueldo exclusivo o en seguir viviendo de la mejor profesión que hay en la actualidad: la política. Ya va siendo hora de que nuestros políticos tengan claro lo que comprenden los términos que utilizan, lo que se esconde detrás del término León y del Reino de León, en fin las razones de sus reivindicaciones más allá del interés personal o de grupo. Ahora bien, desde una perspectiva a medio y largo plazo y tal como se plantea el imparable proceso en España, creo que tanto los partidos políticos dominantes en esta tierra, como los máximos dirigentes Herrera y Zapatero se equivocan a la hora de pretender crear comunidad unida territorial y sentimentalmente, pues sólo desde el reconoci miento de la realidad histórica y de la singularidad físico-espacial y social se puede llegar a una integración y a nuevos retos desde el respeto de las decisiones del conjunto social, siempre y cuando éstas no rompan la unidad de una España en cuya hechura participaron y colaboraron más los que ahora menos tienen y reciben. Tuve el honor de participar en el homenaje que la Casa de León en Madrid dedicó al presidente Zapatero y en mi artículo le exponía la responsabilidad histórica que tenía a la hora de hacer justicia con el Reino de León y con la región leonesa.
No podía imaginarme que nuevamente fuese un leonés quien negase a esta tierra y a estas gentes la posibilidad de decidir y ser lo que la naturaleza, los hombres y la historia le ha dado. No es esta una cuestión política, ni mucho menos, de ahí que seamos los primeros en denunciar el oportunismo de no pocos intereses, incluidos los de los que tienen el poder económico y social en un marco administrativo que les beneficia y le interesa. El problema que tienen los habitantes de la región leonesa es doble a mi entender, independientemente del proceso al que han sido sometidos de pérdida de identidad y prostitución de su Historia, sobre todo los de las provincias de Zamora y Salamanca. En primer lugar porque carecen de representantes y organizaciones políticas serias, fuertes y con recursos económicos desde los que poder movilizar y presionar, tal como hacen los catalanes, vascos, etc. De la misma forma se carece de una burguesía empresarial que como ocurre en otras regiones esté interesada en defender esas justas reivindicaciones con las que se debería identificar. A esto hay que añadir una cuestión a la que hemos hecho referencia en otros artículos relacionada con el nombre de León, nombre que antes de unir a todos lo que hace es identificar a una parte, es decir a una provincia con lo que se genera tanto la confusión como el rechazo desde un supuesto centralismo. Esto no ocurre con Cataluña, Aragón, País Vasco, Galicia, etc.
En otra tribuna ya hicimos referencia a que la reforma estatutaria no sólo no reflejaba una realidad territorial e histórica, pues de nada sirve que en el preámbulo se recoja nominalmente tal realidad si, como dijeran posteriormente alguna de sus ponentes, faltaba el organismo y las vías para llevar a la práctica esa doble regionalidad que hubiera permitido seguir recibiendo de Europa fondos estructurales. ¿Acaso hizo algo la sociedad interesada?. ¿Acaso hicieron algo los campesinos afectados?. No. Pues no debe de extrañarnos que los políticos sigan negando lo innegable y rechazando lo mínimo que un pueblo puede pedir: que se le reconozca como región, es decir como la porción de un territorio que forma una unidad determinada por características determinadas...por el valor histórico y geográfico, pero no administrativo...". (Diccionario de María Moliner. Edit. Gredos).
Si nos atenemos a esta definición creo que deberían sonrojarse no pocos comunicadores y políticos, pues existen muchas e importantes razones para hablar de la región leonesa por mucho que deje de interesarle a zamoranos o salmantinos. ¿Acaso los vascos dejan de ser españoles por mucho que digan que no se reconocen como tales?. ¿Por qué no se aplica el mismo criterio en nuestro caso?. Sea como fuere lo cierto es que la permanencia desde la Edad Media y hasta el siglo XIX del Reino de León y de sus instituciones (Real Adelantamiento de León), así como el reconocimiento que los propios pueblos o concejos de las tres provincias hacen ante los notarios de su adscripción al Reino de León justifica plenamente el valor y los derechos históricos de un territorio bien definido geográfica y socialmente.
Un territorio con un mismo sistema de poblamiento, con recursos similares, con vías de unión que generaron una unidad cultural y social y sobre todo con una estructura político administrativa local y territorial que no sólo es única en España, sino que refleja el arraigo de un pasado histórico común. El papel de los concejos, de las juntas vecinales y la conservación de la mayor parte del territorio bajo régimen y autogestión de las propias comunidades campesinas son algunos de los ejemplos que nos conducen a un mismo Derecho Consuetudinario y a una misma identidad cultural y social. La obligación de los historiadores, que vivimos del erario público, para con la sociedad que nos paga es la de velar porque se mantenga viva la memoria histórica; porque no se prostituya nuestra historia, por difundir los derechos históricos reconocidos a otros y por recordar que el Reino de León, y dentro de él los bercianos y montañeses, fue el pilar fundamental en la proyección de España y como tal y en igualdad de condiciones a Castilla, Aragón o Navarra, aportó su pendón y su León a la enseña nacional. ¿Acaso pedir que se conte mple este reconocimiento en el articulado de un estatuto, que dice representar a todos los ciudadanos, es mucho pedir, o más bien es algo que en modo alguno debía plante arse en el seno de una comunidad seria y responsable?. Por favor: que nuestros políticos no sigan confundiendo Corona de Castilla con el Reino de Castilla, de León, de Galicia, etcétera.
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