El problema tanto de los leoneses del PP como los del PSOE, como para muchos sindicalistas “progres”, que para el caso que tratamos son lo mismo, es que su valor y su leonesidad se acaban frente a la estructura autonómica (nunca regional) del respectivo partido o sindicato. Entonces se rilan y a chitar. Si alguno se sale del guión ya están personas traidoras y sin escrúpulos que son capaces de todo con tal de seguir montados en la burra. Personas que dejarían hacer la Sama-Velilla, que regalarían San Glorio a los castellanos de Palencia, y hasta malvenderían una caja de ahorros. No sirven a León sólo a sus intereses y para eso hay que plegarse a Valladolid, que es la que saca partido de esta tropa de impresentables que nos representan, o al menos eso dicen, aunque los hechos son tozudos y es de sobra conocido que sólo se representan a sí mismos y a su intereses particulares. Los dos partidos se nutren de exleonesistas, que renunciaron a sus flacas convicciones a cambio de unas compensaciones sabrosas, pero tienen la desfachatez de criticar por ese motivo al partido del que provienen cuando son ellos mismos los que promueven la situación con cargos y dineros públicos. Y si alguien a pesar de todo resulta incomodo, pues no pasa nada se le asciende y se acabó.
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