lunes, 26 de mayo de 2008

REFLEXIONES INTELIGENTES

León, zona catastrófica

A ESGAYA
Diario de León

EMILIO GANCEDO



«CUANDO YA no queda nada resiste el 'qué verde era mi valle'», reflexionaba con tristeza hace unos días un alto funcionario del Gobierno -leonés, para más señas- durante una inauguración cultural en la capital del viejo reino. El recuerdo, la memoria, la literatura, la recreación... El cultivo de lo idílico. Y desde la distancia, claro. Cuando una sonrojante mayoría de nuestros pueblos aparecen solitarios y despoblados (¿no es esto suficiente para declararnos zona catastrófica de una vez por todas?), cuando nuestras potencialidades están ahí sin que nadie las vea, cuando las buenas ideas y los buenos proyectos se enfangan una y otra vez, es entonces cuando emergen la nostalgia y la sublimación. Que, vamos a ver, tampoco están mal para entender lo que nos pasa, para entendernos a nosotros mismos, pero home, lo que ante todo precisamos son realidades, las realidades tienen su importancia para el diario sobrevivir.

Si esto no va tan mal, dicen. Oye, que han puesto esto, y esto otro, o dicen que lo van poner. Bueno es todo lo que aporte, pero el asunto está en saber qué queremos, de dónde partimos, qué diañe nos pasó por el camino. Y el meollo es que nos pueden ir llegando inversiones a nivel, digamos, «provincial» (empleando el término peyorativamente), goteo de empresas, infraestructuras o equipamientos, pero la raíz del problema reside en que lo que antes aparecía en el mapa como una región ahora no está considerada como tal. Por muchos factores, pero no lo está. Y depende por tanto de lo que se decida en otros sitios y en otros foros.

Duela a quien duela, esto no es Soria, Segovia ni Teruel. Lo leonés es un gentilicio regional, y la gente así lo siente. Y esto no tiene nada que ver con ningún partido político, es sencillamente una realidad palpable y dolorosa, esa pérdida. Por tanto, hasta que no se subsane el problema (fórmulas hay), hasta que no estemos representados en el mapa, todo serán parches, nostalgias y murrias. Ahora bien, nadie va a bajar del cielo con soluciones. Vamos a tener que bregar como bueyes para conseguirlo.

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