LLIÓN NUN ESISTE

LEÓN NO EXISTE

Saber escribir es un valor importante, más bien diría que es un don, pero que precisa trabajo y esfuerzo para perfeccionarlo. Cuando uno tiene un don, tiene varias opciones a la hora de usarlo, unas son más fáciles y otras son menos agradecidas, por eso hay talentos que se desaprovechan o se infrautilizan. Cuando encima uno tiene el listón en casa demasiado alto, parece que es más humano seguir el camino fácil antes que el sendero de la superación.

Por eso para los mediocres, para los que no tenemos don, resulta sorprendente que alguien desaproveche el suyo y su inteligencia, tomando el camino de la estupidez escrita, convirtiéndose en un mercenario de la palabra. Porque habrá gente que piense que es inteligente escribir estupideces si eso nos proporciona sustento e incluso bienestar y a lo mejor hasta un inmerecido prestigio, pero las cosas no suelen ser tan simples.

Y por favor que nadie piense que hablo de una persona que escribe en la prensa del corazón. Es un autor ilustre con capacidad literaria superior a la periodística, pero que ha decidido vivir de esta última y de los múltiples actos a los que es invitado por un prestigio como leonés que ahora descubrimos que desprecia, y que se ganó en una época remota cuando ejercía como tal y de defensor de su cultura, de su historia y de sus tradiciones. Esos eran otros tiempos y tal vez las ideas estaban por encima de otras consideraciones, pero ahora todo aquello supone un lastre que hay que soltar.

El problema de vivir de decir estupideces es que se convierte en algo que hay que alimentar, como los dragones de los cuentos que debían ser alimentados con víctimas inocentes para en este caso no salvar la vida de los demás habitantes de la aldea, si no mantener el prestigio del autor, ganado a base de criticarlo todo, desprestigiarlo todo, ensuciarlo todo. Bueno todo no, porque desde que salvo por su aspecto, se ha convertido en una persona formal, debe cuidarse muy mucho de meterse con el poder establecido, no sea que peligre su principal fuente de ingresos. Hay que mantener la imagen de díscolo por aquello del “marketing”, pero de aquella rebeldía ya no queda nada, es otro trabajador más de la prensa subvencionada, y eso, las subvenciones y las prebendas son sagradas, no se tocan.

Por eso una de las víctimas favoritas de su afilada pluma es todo lo que tenga que ver con León y con todo aquello que un día defendió, o con aquellos que aún se rebelan contra el poder establecido al que ahora tanto respeta. Y puestos a rizar el rizo ya poco le puede dar a la bestia para calmar su hambre y se le ocurrió el golpe definitivo tal vez hastiado de tanto descrédito.

Usando como palanca un palo con una cruz de fierro en uno de sus extremos el tiro no podía errar, así que disparó: León no existe. Del montón de piedras al oeste es Galicia y hacia el este comienza Castilla, es el mismo caso del queso castellano, como él mismo dice con orgullo. Así de forma sencilla ha resuelto el asunto que tantos quebraderos de cabeza le ha dado a sus amigos de la Junta. Además los Astures, aquella tribu prerromana que junto a los Cántabros ocupó el solar de nuestros antepasados, pierden cualquier raíz celta y se convierten en sórdidos íberos, haciendo desaparecer cualquier duda histórica al respecto.

Muchos pensábamos que las recientes nupcias del hermano descarriado (literariamente hablando), le habrían proporcionado felicidad y paz espiritual, pero mucho nos tememos que dado el medio para el que trabaja la novia y la catadura moral del oficiante, las pesadillas de la adolescencia no iban a desaparecer, así que a los demás mortales, no nos quedará otra que seguir aguantando sus absurdos despertares y sus rabietas infantiles. Desgraciadamente para él la realidad sobrevive a los sueños.