miércoles, 18 de noviembre de 2009

ESPOLIU NEL ALTU BERNESGA

Pur si nun fueran suficientes los agravios cun Castiella, agora tamién nos roban dende Asturias y tou cul Ministeriu de Mediu Ambiente , La Junta de Valladolid y la nuesa Diputación mirandu pa outru llau. Estu vien a colación del artículu que bien darréu, espublizáu guei en "La Crónica de León" y robráu pur José Álvarez Guerra. La entuga ye ¿Quéi nos van dare a cambiu?


Semeya del Catálogu de la flora endémica y amenazada
del Altu Bernesga


LA CRÓNICA DE LEÓN

EL COLUMNISTA INVITADO / José Álvarez Guerra

Agua que no has de beber, déjala correr

Sabíamos, pues no era ningún secreto, que el túnel del AVE con Asturias servía para llevar pasajeros de acá para allá y de allá para acá. Lo que no sabíamos, ¡oh polivalencia de las modernas tecnologías!, que, cual drenaje gigantesco, servía para mandar agua, y en qué cantidades, de acá, y solamente de acá, para allá.

Ahora resulta que veinte mil millones de litros, una minucia, dejándola caer, se van al Huerna, al lado de allá, caminito de Mieres. ¿Y nuestro pobrecito Bernesga? Porque es que uno lo ve, así, cuitadín en sus aguas, reseco habitualmente y, la verdad, se te caen los palos del sombrajo. Porque es que esas aguas, todas esas aguas, amén de quitárselas a los acuíferos de La Pola de Gordón y alrededores, son aguas del Bernesga. Encima de burros, apaleados.

Toda España defiende que su agua es suya, y que eso de mandar del Tajo al Segura se tiene que acabar, que del Ebro para Valencia y Murcia, ni hablar del peluquín, que el agua es de aquí, y aquí se queda.

O es que por aquí debemos de ser de otra pasta.

Y es que, como muchas otras veces he escrito, “mí, no entender”.

Puedo entender, sin compartir, desde luego, que por puras razones económicas el Adif mire para otro lado ecológico y deje caer el agua para Asturias porque lo contrario es muy costoso y de por vida, pues a él le correspondería el bombeo para reponer las aguas a su cauce natural.

Puedo entender, sin compartir, que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, a la que se le regalan las aguas, y ya que a nadie le amarga un dulce, diga que no tiene constancia del hecho.

Pero no puedo entender que la Confederación Hidrográfica del Duero, tan celosa de sus cometidos cuando te acercas a cualquier agua de su incumbencia, diga no saber nada de veinte mil millones de litros, una cantidad que cubriría el consumo de prácticamente la totalidad de los núcleos urbanos de la provincia, que deja sin agua a los pueblos de la zona y a saber qué daño ecológico genera.

Eso sin contar con que soterradamente, y nunca mejor dicho, se está haciendo un trasvase de cuencas, algo que en todo caso requiere un procedimiento administrativo delicado, largo y complejo, equivalente nada menos que a dos tercios del trasvase Tajo-Segura, así, sin rechistar.

Vamos, que no.

¿Y Medio Ambiente? Al parecer, desaparecido en combate.

José Álvarez Guerra es arquitecto


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